Google no solo posee el motor de búsqueda más popular sino que es uno de los más poderosos por utilizar un «robot» que indexa, busca entre una enorme cantidad de contenidos dentro de la web y permite que miles de millones de páginas sean visibles a través de los resultados de estas búsquedas. Sin embargo, dentro del gran mar de datos y contenido público, hay algunas piezas de información confidencial o sensibles que pueden ser revelados en los resultados de búsqueda, sucediendo esto sin que el dueño de la página se percate de ello.
A menos que los administradores de las webs bloqueen ciertos recursos para evitar que dicha información sensible quede al descubierto o que se protejan secciones privadas de los sitios web mediante un sistema de autenticación, Google indexa toda la información que esté presente en los mismos. Pasado un tiempo nos muestra la información disponible para cualquier persona que sepa buscarla y encontrarla.
A la hora de realizar una búsqueda en Google, hay ciertas palabras «clave» que funcionan como un lenguaje estructurado y tienen un significado especial para este motor de búsqueda, utilizándose para filtrar los resultados.
Los usuarios pueden apoyarse en estos operadores para encontrar resultados relevantes para sus búsquedas de forma más rápida y precisa, aunque tiene su lado negativo, ya que una persona con fines malintencionados los podría utilizar para obtener información sensible.
